
Los salvadoreños tienen tres meses soportando el Estado de Excepción decretado por el presidente, Nayib Bukele, para supuestamente combatir a las pandillas. Nadie puede reunirse libremente, ni asociarse.
La correspondencia y las telecomunicaciones también son intervenidas sin autorización judicial. Sin embargo, las medidas aplicadas por los ministerios de Seguridad, Defensa y la Policía Nacional Civil convirtieron al país en presa de los negocios informales que desató la arbitrariedad del mandatario.
Se trata del mercado que se ha formado a lo largo y ancho de El Salvador, para proveer tanto la vestimenta, como el calzado a los familiares de los procesados.
En las calles se oye la expresión: «¿Cuál kit necesita? ¿El de Izalco o el de Mariona?», que son los dos centros penitenciarios donde están los 40.000 detenidos del periodo de restricciones. Hoy la oferta es común en cualquier local. El «combo» incluye franela, bermudas o pantalones, ropa interior, calcetines y sandalias en color blanco, que es el único permitido.
Retomado del Panamá Post
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